¿Se quebrará la ley de la gravedad?

¿Velocidad de escape?

En física, la “velocidad de escape” es la velocidad mínima que un objeto necesita para liberarse de la fuerza gravitacional de un cuerpo masivo sin requerir impulso adicional.

Al entrar en 2026, los inversionistas se preguntan si la poderosa combinación de innovación en IA, expansión fiscal y una política monetaria más flexible puede ayudar a la economía mundial a liberarse de la fuerza gravitacional de las dinámicas tradicionales de “fin de ciclo” y acelerar hacia una nueva era de crecimiento.

La IA se encuentra en el corazón del debate. El auge actual tiene el potencial de generar las mejoras de productividad necesarias para superar las limitaciones históricas y permitir que las economías alcancen su propia forma de velocidad de escape. Que este potencial se materialice dependerá de la disposición de los inversionistas a seguir financiando la IA, de la capacidad de los líderes tecnológicos para monetizar la innovación y de la habilidad del mundo para suministrar la energía necesaria para impulsar todo ello.

La deuda es otro factor crítico en las principales economías desarrolladas. El gasto fiscal está apoyando el crecimiento, pero en muchos países — especialmente aquellos con poblaciones que envejecen — el gasto gubernamental ya se encuentra en “velocidad de escape”, con tendencia a aumentar como proporción del PIB si no se toman medidas decisivas.

La desglobalización también tiene un peso significativo. La interacción entre la política comercial, la política interna y la geopolítica sigue ejerciendo una fuerza poderosa. La gravedad de la historia — los choques entre potencias emergentes y establecidas, los ciclos de integración y fragmentación, y el deshielo de conflictos latentes — podría generar aún más volatilidad en 2026. Si los nuevos enfoques de política pública pueden ayudarnos a “escapar” de estas dinámicas ancestrales será otra cuestión fundamental para los inversionistas.

A pesar de la incertidumbre que rodea estas preguntas, creemos que están emergiendo principios duraderos para invertir en el mundo actual. En ediciones anteriores de Year Ahead, hablamos de las “5D”: digitalización, descarbonización, deuda, demografía y desglobalización. Pero estas ya no son tendencias lejanas. Están moldeando activamente el panorama de inversión y siguen siendo centrales en nuestro análisis de cara al próximo año. Como señalé en “Las nuevas reglas de la inversión” y en mi tesis de “problemas grandes, dinero grande”: comprender hacia dónde se está desplegando el capital a gran escala es esencial para los inversionistas.

En consecuencia, nos enfocamos en sectores e ideas alineados con estas fuerzas. La IA, la energía y los recursos, la longevidad y las materias primas destacan como beneficiarios tanto del cambio estructural como del respaldo de las políticas públicas. El aumento de la deuda apunta hacia un futuro de “represión financiera”, un régimen regulatorio y de políticas que canaliza el ahorro y los recursos de los bancos centrales hacia bonos gubernamentales, conteniendo los rendimientos. Mientras tanto, la intersección entre política comercial, política interna y geopolítica refuerza la importancia de la cobertura de portafolios y de la diversificación multiactivos.

En última instancia, aunque el futuro sigue siendo impredecible, confiamos en que combinar nuestro marco analítico disciplinado con nuestros principios atemporales de asignación de activos ayudará a los inversionistas a navegar 2026 y los años posteriores.

Nuestras perspectivas

  • La IA y la tecnología han sido motores centrales de los mercados globales de renta variable. El fuerte gasto de capital y la creciente adopción deberían impulsar nuevos avances en 2026, aunque los inversionistas deben mantenerse atentos a los riesgos de formación de burbujas.
  • Las oportunidades abarcan las capas de habilitación, inteligencia y aplicación de la IA, así como los sectores de energía, recursos y longevidad. Recomendamos asignar hasta el 30% de los portafolios de acciones a estas ideas de crecimiento estructural.
  • Esperamos que el crecimiento económico global se mantenga resiliente y se acelere a lo largo del año. En Estados Unidos, favorecemos los sectores de tecnología, servicios públicos (utilities) y salud. En Europa, preferimos industriales, tecnología y servicios públicos. En Asia, vemos con buenos ojos a China (particularmente tecnología), Japón, Hong Kong, Singapur e India. A nivel global, también mantenemos una visión constructiva sobre los bancos.
  • El sector tecnológico de China se destaca como una de las principales oportunidades a nivel mundial. La fuerte liquidez, los sólidos beneficios corporativos y los flujos del inversionista minorista deberían sostener el impulso de las acciones chinas, asiáticas y de mercados emergentes.
  • Las materias primas resultan atractivas para 2026. Las restricciones de oferta y el incremento de la demanda respaldan energía, metales y agricultura; los metales preciosos continúan siendo diversificadores eficaces.
  • Los inversionistas que buscan ingresos deben diversificar combinando bonos de calidad y estrategias de mayor rendimiento con acciones generadoras de ingresos e inversiones estructuradas, especialmente en regiones con tasas más bajas.
  • La estrategia cambiaria es relevante. Favorecemos el euro y el dólar australiano frente al dólar estadounidense, ya que los recortes de tasas en Estados Unidos podrían presionar la moneda. La represión financiera podría generar una mayor volatilidad cambiaria en el futuro.
  • Los principales riesgos incluyen retrocesos en la IA, inflación, tensiones comerciales y preocupaciones por la deuda. Mantener liquidez adecuada, estructuras de preservación de capital para asegurar ganancias, bonos de calidad y oro puede ayudar a protegerse de los riesgos de mercado.
  • Los activos alternativos, como los fundos de cobertura y los mercados privados, pueden diversificar aún más los rendimientos, aunque los inversionistas deben ser conscientes de los riesgos inherentes, como la iliquidez y la menor transparencia.
  • Al construir un plan claro, desplegar el efectivo, establecer un núcleo sólido entre renta variable, renta fija y alternativos, además de cubrir riesgos de manera selectiva y aprovechar oportunidades tácticas, los inversionistas pueden posicionarse para prosperar en 2026 y más allá.
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2025 en retrospectiva

Economy icon

Economía

En nuestra publicación Year Ahead 2025, anticipábamos una desaceleración moderada del crecimiento económico para 2025. Las economías desarrolladas, en general, se mantuvieron alineadas con nuestras proyecciones (ahora estimamos un crecimiento de 1.6% en 2025), mientras que las economías emergentes y en desarrollo tuvieron un desempeño ligeramente superior y se prevé que alcancen un crecimiento de 4.4% en 2025, por encima de nuestra expectativa inicial de 4.0%. La inflación también mostró una tendencia a la baja en las distintas regiones, en línea con nuestras previsiones iniciales.

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Tasas de interés

Indicamos que las tasas de interés disminuirían en 2025, y así ha sido, aunque de manera más gradual de lo previsto. La Reserva Federal ha realizado recortes de 50 puntos base en lo que va del año (frente a nuestra expectativa inicial de 100 puntos base), con margen para otros 50 puntos base adicionales hacia finales del primer trimestre de 2026. Los rendimientos de los bonos del Tesoro estadounidense a 10 años han caído de 4.6% (finales de 2024) a 4.1%, en línea con nuestra proyección de 4.0%. En Europa, los rendimientos han aumentado en medio de incertidumbre fiscal y política.

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IA (Inteligencia Artificial)

Identificamos la IA como la principal tesis de inversión de la década, recomendando exposición a las megacorporaciones listadas en bolsa. Desde entonces, el sector tecnológico de Estados Unidos ha aumentado 27% en lo que va del año, con proyecciones de inversión en capital que han triplicado lo esperado en un período de dos años. Ahora estimamos que el gasto global en capital para IA crecerá 88% interanual, alcanzando USD 423 mil millones en 2025.

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Renta variable

Proyectamos que el S&P 500 aumentaría de 5,917 — nivel registrado en el momento de la publicación Year Ahead 2025 — a 6,600 hacia el cierre de 2025. Sus avances han estado ampliamente en línea con nuestras expectativas. Los mercados europeos, emergentes y asiáticos han superado a Estados Unidos, rebasando nuestras proyecciones, con los índices MSCI Europe, China y EM registrando rendimientos acumulados de 15%, 36% y 31%, respectivamente.

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Dólar estadounidense

Recomendamos vender durante episodios de fortaleza adicional del dólar. La moneda inicialmente se fortaleció a finales de diciembre de 2024 y en enero de 2025, llevando el EURUSD a un mínimo de 1.02. Posteriormente, el dólar registró su primer semestre más débil desde 1973, depreciándose más de lo que anticipábamos. Al momento de redactar este informe, el EURUSD se ubica en 1.16, por encima de nuestra proyección inicial de 1.12 para el cierre de 2025.

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Oro

El oro cotizaba en USD 2,675 por onza en el momento de la publicación del Year Ahead del año pasado. Preveíamos que el metal continuaría con su tendencia al alza, proyectando un nivel de USD 2,900 por onza para finales de 2025. Sin embargo, su desempeño ha sido aún más sólido que lo proyectado, alcanzando un máximo histórico de USD 4,336 por onza.

Construyendo un portafolio sólido

Imagen abstracta con dos semicírculos

Al crear un plan definido, poner su liquidez a trabajar y construir un núcleo de portafolio sólido, entre renta variable, renta fija e inversiones alternativas, además de protegerse selectivamente contra riesgos y aprovechar oportunidades de mercado, consideramos que los inversionistas pueden posicionarse estratégicamente para prosperar en 2026 y en los años posteriores.

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