Invirtiendo en México: La capacidad crediticia muestra más fortalezas que debilidades

México ha significativamente reducido su exposición a la deuda externa, por lo que los riesgos asociados a un endurecimiento de las condiciones financieras externas son menores. Hace aproximadamente 20 años, la deuda bruta externa representaba casi el 40% de la deuda bruta total. Hoy en día, se sitúa en torno al 16%. Este cambio indica un movimiento hacia una estructura de deuda más sostenible.

Además, es importante considerar que 100% de la deuda pública externa y casi el 80% de la interna se ha contraído con tasas de interés fijas. Esta estructura de tasas fijas limita el impacto de las fluctuaciones de las tasas de interés sobre los costos financieros del Gobierno.

La pequeña proporción de deuda pública a corto plazo también ayuda a mitigar el riesgo de inversionistas que no desean refinanciar la deuda o de afrontar tasas de interés mucho más altas al vencimiento de la deuda.

Creemos que la fuerte demanda de bonos mexicanos por parte de los inversionistas está justificada al considerar los distintos factores que juegan a favor de la capacidad crediticia del país, por ejemplo, el favorable perfil de deuda pública sumado a los amortiguadores fiscales, coberturas petroleras y reservas internacionales adecuadas.

Sin lugar a duda, México se enfrenta a retos fiscales importantes a mediano plazo. Las cuentas fiscales están limitadas por rigideces como los gastos en pensiones, los programas sociales no contributivos, la ayuda a empresas públicas y el aumento del costo de la deuda.

Tras el aumento del gasto fiscal esperado para este año, la Secretaría de Hacienda prevé una reducción del déficit de casi 3 puntos porcentuales del PIB en 2025. En nuestra opinión, es posible que el gasto fiscal se contraiga en 2025, aunque sigue habiendo dudas sobre si la Secretaría podrá cumplir su objetivo totalmente. Creemos que es necesario aplicar una reforma fiscal para aumentar los ingresos públicos. Asimismo, el nuevo Gobierno deberá revisar la estrategia de Pemex para mejorar sus finanzas y evitar un impacto mayor sobre las cuentas públicas.

Mantenemos una opinión positiva sobre los activos mexicanos como los bonos nominales en divisa local, los cuales deberían salir beneficiados de las tasas de referencia más bajas de EE.UU. este año y cuando Banxico comience a relajar la política monetaria. También mantenemos una opinión positiva sobre la deuda corporativa mexicana denominada en USD. Esperamos que el peso mexicano se mantenga bien respaldado. Asimismo, consideramos algunos bonos soberanos en USD de México atractivos y esperamos que la renta variable mexicana rinda a la par con la del resto de mercados emergentes.