Un año de inflexiones

Creemos que las tasas de inflación interanuales han tocado techo en Estados Unidos y que están en proceso de hacerlo en Europa. Prevemos que la inflación bajará a lo largo de 2023 en ambas regiones, pero el ritmo y la magnitud del descenso aumentarán la volatilidad, reflejando el temor de los inversores a que sea necesario mantener las tasas aún más altas durante más tiempo.

Aunque los datos que vayan conociéndose serán cruciales, prevemos que la Reserva Federal, el Banco Central Europeo, el Banco Nacional Suizo y el Banco de Inglaterra llevarán a cabo las últimas subidas de tasas en el primer trimestre de 2023 o a más tardar en el segundo. Dependiendo de cuánto se atrinchere la inflación, la Fed podría estar en situación de recortar las tasas de interés para fin de año.

A medida que la subida de las tasas de interés comience a afectar a la economía, prevemos que las expectativas respecto al crecimiento y los beneficios se reducirán durante la primera mitad del año. Estimamos que los beneficios se contraerán un 4% en Estados Unidos y un 10% en Europa y que aumentarán un 2% en Asia para el conjunto el año. Pero prevemos que el crecimiento global tocará fondo en 2023 y que los pronósticos de crecimiento deberían mejorar más adelante en el año, cuando los inversores empiecen a mirar con esperanza a 2024.

El ciclo económico de China ha sido distinto al del resto del mundo debido al enfoque adoptado por el país para gestionar la COVID-19. Lo que suceda de aquí en adelante dependerá de las decisiones en materia de políticas, y la consolidación del poder del presidente chino, Xi Jinping, ha agudizado la intranquilidad de los inversores. Pero la perspectiva podría comenzar a mejorar si una reapertura total, que podría ser probable alrededor de mediados de año, apuntala el consumo y si un mayor gasto en infraestructura ayuda a contrarrestar la debilidad del sector inmobiliario.

Los acontecimientos geopolíticos a menudo provocan volatilidad en los mercados financieros, pero rara vez cambian la trayectoria general del crecimiento económico. Sin embargo, al adentrarnos en 2023, hay un elevado riesgo de que la política pueda influir en la evolución del crecimiento. La guerra entre Rusia y Ucrania presenta amenazas para la energía y la seguridad en Europa y eleva el riesgo de que la OTAN se implique en el conflicto. Las tensiones entre Estados Unidos y China difícilmente disminuyan, dado el cada vez mayor énfasis de Beijing en la autosuficiencia, las medidas de la administración Biden para restringir el comercio por motivos de seguridad y el potencial de discordia con respecto a Taiwán. Y a nivel de países, el aumento de la politización de cuestiones económicas, como la inflación y las tasas de interés, amplía las posibilidades tanto de intervenciones radicales en materia de políticas como de dislocaciones en los mercados.