Análisis de inversiones La diversificación geográfica se vuelve aún más relevante

El ciclo económico en gran parte del mundo sigue bastante desincronizado. La desaceleración de la economía estadounidense sigue en movimiento y sus condiciones financieras se están haciendo más rígidas. Como señala la Reserva Federal, los bancos "endurecieron las normas de concesión de préstamos en medio de una mayor incertidumbre y preocupación por la liquidez”.

Confiamos que el reinado del dólar persistirá, pero es probable que tenga que hacer espacio para sus competidores en el camino. China, por ejemplo, reportó una amplia recuperación en el primer trimestre del año con un consumo de servicios especialmente fuerte, lo que indica un posible PIB superior al 5,5% este año.

Aunque no son del todo inmunes a las tensiones bancarias entre Estados Unidos y Europa, los bancos del mundo en desarrollo han demostrado resiliencia gracias a las normas regulatorias y de supervisión, que generalmente son fuertes.

Con este escenario en mente, creemos que la importancia de la diversificación geográfica en las carteras de inversión y la mitigación activa de los sesgos internos son más importantes que nunca. Las diferencias entre los activos de mercados emergentes con sus contrapartes globales nos parecen un atributo muy deseable.

Desde una perspectiva de largo plazo, los cambios económicos y geopolíticos mundiales parecen estar acelerándose.

El reciente movimiento de China para negociar un acuerdo diplomático entre Irán y Arabia Saudita nos recuerda la creciente voluntad del país de afirmarse en el escenario global. La visita del presidente francés Emanuel Macron a China en abril también reveló que, aunque las opiniones de Estados Unidos y Europa están ampliamente alineadas, también pueden diferir en áreas importantes.

La mayoría de las economías emergentes se beneficiaron de un dólar más débil, siendo Brasil, China, México, Indonesia, India y Corea las más destacadas.

En nuestra cartera global, seguimos prefiriendo a los bonos sobre las acciones, ya que éstos ofrecen un mejor valor y una menor volatilidad. Vemos valor en los bonos de mercados emergentes denominados en dólares estadounidenses, donde las valoraciones son atractivas en relación a los niveles históricos impulsados por el segmento de alto rendimiento.

Esperamos que el crédito de los mercados emergentes tenga un buen desempeño a medida que los inversionistas cambien gradualmente su atención de la inflación a los riesgos de crecimiento. Por lo tanto, mantenemos los bonos soberanos de mercados emergentes como los preferidos en nuestra estrategia de cartera global.

Dentro de la renta variable, seguimos prefiriendo a las rentas de valor y calidad. Las acciones de mercados emergentes cotizan con descuentos de valoración superiores a la media histórica de las acciones estadounidenses, tanto de precio a ganancias como de precio a valor contable, lo que no creemos que esté justificado por los fundamentales y debería limitarse en los próximos meses. Confiamos que la aceleración del crecimiento real en las economías emergentes comenzará a reflejarse en los beneficios empresariales.

Junto con el dólar australiano, ahora también tenemos el yen japonés como la moneda preferida. El dólar estadounidense sigue siendo el menos preferido en nuestra estrategia global y mantenemos una posición neutral frente al euro, la libra esterlina y el franco suizo.